miércoles, 20 de mayo de 2009

Psicorreloj

Psicorreloj.- 1. (Psique, psiquis: alma, mente, intelecto, inteligencia) sust. Llámese de la cronología descriptiva entre lapsos de estabilidad-inestabilidad mental.
2. sust. Recidivancia de enfermedad mental. Vg. “su psicorreloj se descompuso otra vez, está loco”.
3. mit. De psicocronos. En la antigua Grecia, antes del relato de Psiquis y Eros existe un relato apócrifo acerca de Cronos, que habla del primer amor de la bella Psiquis, en el cual el padre de Zeus, Cronos, se enamora de esta mortal y quedando ella embarazada procrea a la criatura asexual de Psicocronos. Como semidiós su capacidad era controlar los movimientos del alma, al modo griego, o sea, la inteligencia (en los “Diálogos de Platón” Sócrates analiza el origen de la palabra Psiquis, llegando a la conclusión que esta palabra que deriva en “alma”, viene de psujee que significa que transporta y mantiene la naturaleza y a su vez “alma” era el entendimiento, pues cuando ésta se desprendía del cuerpo, que era su penitencia, lograba entender a los dioses). Cuando los romanos dominan a los griegos el mito se distorsiona convirtiendo a Psicocronos (algunos llaman aquí al personaje Psicosaturno) en una quimera enferma, propia de una relación impura. Al ser un demonio, al modelo occidental (los demonios de la antigua Grecia eran bienhechores), Psicocronos se convierte en un “loco” en sí mismo, que ataca sin razón a diferentes hombres, que más allá de tener una posible posesión divina son victimas del impulso impuro de Psicocronos, haciéndolos perder el contacto con la realidad, siendo usado en el sentido amplio para cualquier tipo de deficiencia o sicopatología. Vg. “si Sócrates no fue tocado por Zeus entonces fue tocado por Psicocronos” o incluso “–enloqueció Platón –Si, durmió como su maestro con Psicocronos”.
4. m. Como es normal, con el paso de los siglos, algunos estudiosos del arte y la metafísica mantuvieron la idea de la locura causada por un espíritu juguetón y desequilibrado llamado Psicocronos. Su punto de vista, decían, era más “científico” que mitológico, ya que al ser el hombre controlado por una serie de ciclos circadianos, también debíamos de tener momentos de locura controlados por un tipo de ciclo circadiano, mismo que era controlado por un señor gobernante: Psicocronos. Vg. “el ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha sufrió en su vida dos etapas o ciclos nocturnos en su psicorreloj”. Esto previo a los estudios de Jean Marie Charcot, cuando aún se clasificaba a las psicopatologías como “lunáticos”, donde la luna parecía ser un factor determinante, llamados además de lunáticos “nocturno en el psicorreloj”. Muchas figuras y pinturas representan a este espíritu desequilibrante sentado en los cuernos de la luna, ya que se convierte ésta, de a cuerdo a relatos medievales y posteriores, en su morada.
5. ideología. Algunos dadaístas, en boca de André Bretón, manifestaron: “quien jamás deja de darle cuerda a su psicorreloj lleva una vida pusilánime, superflua, insulsa, sin valor y sin que valga la pena vivirla. El artista olvida, olvida alimentar su cuerpo que no su alma; olvida dormir, pero jamás soñar; olvida al mundo, las personas, las horas, los lugares, las fechas, pero sobre todo, olvida darle cuerda a su psicorreloj” (del falso “Tercer manifiesto surrealista”) [de aquí, dicen algunos, nace el lugar común usado por Benedetti: “…olvidó todos los números… y por lo tanto todos los teléfonos y las calles y el color de los ojos y los cabellos y las cicatrices y en qué esquina, en qué bar, en qué parada, en qué casa…” y por Silvio Rodríguez: “…olvidar que fue mío una vez cierto libro o hacer la canción…”]. De aquí algunos filólogos aseguran que viene la expresión “esta cuerdo”; “no esta cuerdo”
6. lit. Algunos autores le dan un sentido metafísico más allá de lo antes explicado. Se cree que es importante la creación de un alter ego o en otros casos un personaje a nuestro servicio, al menos según la concepción de algunos literatos. Por ejemplo, para Kafka hubo un Gregorio Samsa que hasta antes de convertirse en cucaracha, mientras el personaje revoloteaba en la mente del autor, le daba cuerda a su psicorreloj. Para Cervantes estaba la bella Dulcinea del Toboso, creación de su creación, personaje bondadoso que nunca se olvidó de darle cordura (o cuerda) a su autor. Para otros tantos a veces decían haber perdido su función como dadores de sentido, como es el caso del Hamlet de Shakespeare, lo que lo hacia flotar en un ambiente ambivalente de locura y cordura. Algunos autores incluso mencionaban a su personaje encargado del psicorreloj, por ejemplo el Marqués de Sade: “Justine además siempre llevaba consigo un psicorreloj…” al darse cuenta de lo poco práctico o literariamente poco funcional de este elemento decidían eliminarlo del texto final, sin embargo en los manuscritos originales aún encontramos este tipo de muestras. Por cierto, se le adjudica a la mala decisión de personajes como el Marqués, de matar en su obra a Justine, la posterior locura, sufrida por el autor.